(Nota de opinión de la Directora Política, Consuelo Bilbao, publicada originalmente en el diario La Capital)
La alarmante situación de la basura marina, principalmente por los residuos plástico, están ganando cada vez más espacio en la agenda de la comunidad internacional, dado que hay evidencias crecientes de que el problema es más grave de lo pensada. Recientes estudios científicos, comprobaron que la famosa isla de plásticos en el Pacífico, está creciendo rápidamente y que su tamaño es entre 4 a 16 veces más grande que lo estimado, alcanzando la superficie de Francia, Alemania y España juntas.
ONU Ambiente, estimó que por cada milla marina cuadrada existen 45.000 pedazos de residuos plásticos flotantes. Para el año 2050 habría más plásticos que peces en mar y el 99% de las aves marinas habrían ingerido plástico. Más de 600 especies marinas, como ballenas, delfines, focas y tortugas marinas, se ven afectadas por la basura plástica, indica la Asociación Ambiental Europea. Estiman en 100.000 el número solo de mamíferos marinos que mueren al año por la ingesta de plásticos.
A nivel local, la fundación Mundo Marino señaló el año pasado que el 97% de las tortugas marinas rescatadas tienen grandes cantidades de plástico en el estómago. En 2015 se encontraron con un caso de ingesta de plástico en cetáceos y más recientemente en un delfín y un lobo marino, indicando el avance de la basura plástica en nuestro mar.
El año pasado ONU Ambiente lanzó una campaña mundial para reducir la basura marina para el 2022, apelando a los Gobiernos y las industrias para alcanzar esos objetivos. Se estima que el 80% de la basura marina, proviene del territorio. Las grandes ciudades costeras son la fuente principal de contaminación, ya sea por la disposición inadecuada de desperdicios como resultado de actividades que se dan muy cerca de la orilla y/o por los sistemas inapropiados de gestión y disposición final de los RSU.
Mar del Plata, es la ciudad costera más grande del país (después del Área Metropolitana de Buenos Aires sobre la cuenca del Plata), con el agravante para la contaminación marina, de ser uno de los principales destinos turístico de los argentinos. Como ciudad emblema del turismo marítimo podríamos desear y esperar una gestión de vanguardia en materia de gestión de residuos y protección ambiental, pero la realidad muestra al municipio en un retraso escandaloso en la gestión ambiental.
Una de las medidas sanitarias básicas requeridas en la gestión de los RSU es la correcta disposición final en rellenos sanitarios. Aun siendo una medida poco ambiciosa, los marpatenses no cuenta con un sitio de entierro para los RSU seguro para el ambiente y la salud de las personas. El colapso del sitio de disposición, sin una correcta operación que controle los gases y lixiviados demuestran la precariedad del sistema.
Sin embargo, si queremos hablar de medidas de vanguardia deberíamos dar por sentado la seguridad en la etapa de la disposición y proyectar políticas en consonancia con el paradigma de “economía circular”. Este esquema pretende aprovechar eficazmente los recursos y disminuir los desechos desde la prevención, la recuperación y el reciclado de los materiales.
Pese a que la ciudad genera 13.600 toneladas de residuos domiciliarios por mes, según la cooperativa Cura que se ocupa del material reciclable, lo que obtienen no alcanza las 200 toneladas mes. Tampoco cuentas con apoyo y promoción del municipio para ampliar la capacidad de recuperación de materiales. La clave para avanzar en la disminución de lo que va a entierro o termina finalmente en nuestro mar, es la prevención en el hogar y la separación en origen de los desechos, sin embargo, para avanzar en una política, deben sostenerse en el tiempo campañas de concientización y difusión. Actualmente la ciudad no invierte en ello tampoco.
Mar del Plata, no es la única ciudad costera con una gestión precaria de los RSU, pero dado la magnitud institucional de su gobierno local debería llevar la delantera. Sin embargo, las condiciones críticas de las políticas de RSU en la mayoría de los municipios costeros, indica que es necesario desarrollar políticas desde el estado nacional que fortalezcan y prioricen a estas ciudades con los ecosistemas marinos en emergencia.
Además, debe ser urgente contar con una Ley de envases y embalajes que se está discutiendo hace más de 20 años en el Congreso de la Nación, cuyo objeto es disminuir y recuperar los envases de un solo uso, que en el caso particular de los plásticos, son el principal flagelo para nuestros mares.