Se calcula que el porcentaje de la población mundial que vive en ciudades aumentará del 55% al 70% para el año 2050 mientras la cantidad absoluta de habitantes ascenderá de los 7.400 millones actuales a 9.700 millones aproximadamente. De acuerdo con datos de ONU Medio Ambiente, Latinoamérica es la región con mayor número de habitantes viviendo en ciudades del planeta, y su población ascenderá a cerca de 89% del total de habitantes a mediados de este siglo. Transformar el entorno caótico de las urbes para lograr su crecimiento local sostenible, planificado, inclusivo y resiliente es uno de los mayores desafíos de nuestra época.
Ciudades inteligentes
Según datos de la Unión Europea, las ciudades consumen el 75 por ciento de la energía generada en el planeta y producen 80% de las emisiones de dióxido de carbono.
Si bien no existe una definición unívoca sobre qué es una ciudad inteligente, sí hay coincidencias en la aplicación del desarrollo tecnológico, del conocimiento y la información y de la eficiencia en el uso de los recursos para mejorar el entorno y el bienestar. Para ello, la gestión de los gobiernos locales es clave en el diseño planificado de las ciudades en las que vivirán la gran mayoría de las personas en las próximas décadas.
Generación distribuida de energía de fuentes renovables, redes integradas e inteligentes, gobierno abierto, plataformas interactivas, transporte eléctrico, movilidad sostenible, espacios urbanos comunes y accesibles son parte del perfil de una ciudad inteligente.
Ciudades sostenibles
El desafío que plantea el aumento de la urbanización involucra el manejo racional de los recursos disponibles y la gestión de los residuos que generamos. La presión sobre los ecosistemas, ya sea por la extracción de materias primas, por la disposición de residuos o por la contaminación de los cursos de agua, es cada vez más insostenible.
El aumento de la población y del consumo está poniendo en jaque a muchas regiones.
La promoción del consumo responsable, la agricultura urbana y periurbana, la recuperación de los residuos como materias primas secundarias, el uso racional del agua y la eficiencia en materia energética son claves para la sostenibilidad de las urbes en crecimiento.
Ciudades inclusivas
En un contexto en el que la población ha venido aumentando exponencialmente, la ocupación del espacio urbano ha crecido y el consumo se ha disparado en las últimas décadas, el acceso a bienes y servicios sigue siendo altamente desigual. Es imposible pensar la convivencia pacífica en ciudades cada vez más pobladas sin pensar en la inclusión y el acceso de todos los ciudadanos a servicios básicos que garanticen su bienestar y desarrollo.
Las necesidades de los habitantes no deben pasarse por alto en el diseño del hábitat, las ciudades inteligentes y sostenibles deben ser además inclusivas, brindando servicios de calidad a todos sus residentes indistintamente.
Desarrollo local
Identificar y aprovechar los recursos potenciales propios (endógenos) económicos y no económicos de una comunidad, barrio o ciudad son requisitos indispensables para el desarrollo de ciudades sostenibles e inclusivas.
El rol de los gobiernos locales en la identificación de estos recursos, en la planificación de políticas públicas, en la gestión eficiente y en la inclusión participativa de la comunidad, es clave es para el desarrollo tanto de comunidades más pequeñas como de grandes ciudades.
Resiliencia climática
Según Naciones Unidas, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y erradicar la pobreza y la desigualdad, es fundamental encarar la doble amenaza del cambio climático y los desastres ambientales y sociales que acarrea. Al crear resiliencia y asegurar que el desarrollo se base en los riesgos, los países y las comunidades pueden protegerse contra pérdidas a la vez que estimulan el crecimiento económico, crear empleos y medios de vida, fortalecer el acceso a la salud y la educación, y garantizar que nadie se quede atrás.
Para fortalecer la resiliencia y reducir el impacto del cambio climático en la región, la mejor estrategia es hacer uso racional de los recursos naturales y reducir la degradación de los ecosistemas a través de la creación y el fortalecimiento de políticas públicas.