Buenos Aires -15 de agosto. Tras diez días de negociaciones en Ginebra, la quinta sesión intermedia del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5.2) para un tratado global sobre plásticos concluyó sin acuerdo.
Un amplio grupo de países rechazó el texto propuesto por considerarlo demasiado débil para cumplir con el mandato de la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente (Resolución UNEA 5/14) de poner fin a la contaminación por plásticos.
Durante la sesión, que tuvo dos borradores en las últimas horas, no se incluyeron compromisos efectivos para: reducir la producción de plásticos vírgenes a niveles sostenibles; regular los químicos peligrosos presentes en los plásticos; abordar impactos en todo el ciclo de vida del material, desde la extracción hasta la gestión de residuos.
La falta de consenso se debió principalmente a la oposición de un pequeño grupo de países productores de petróleo y petroquímicos, respaldados por una fuerte presencia de lobistas de la industria que defendieron medidas voluntarias centradas en reciclaje y manejo de residuos.
En contraste, la Unión Europea y otros 60 países agrupados en la “coalición de alta ambición”, junto con organizaciones ambientales y la comunidad científica, reclamaron un tratado jurídicamente vinculante, con límites claros de producción y regulaciones estrictas para proteger la salud humana y ambiental.
Las organizaciones de la sociedad civil presentes en las negociaciones están advirtiendo que la captura corporativa y las reglas de decisión basadas exclusivamente en consenso amenazan la eficacia del proceso, por ello, para no seguir estancados, es necesario rever las reglas provisorias de las negociaciones que permitan adendas mediante mayorías calificadas.
El comité acordó prolongar las negociaciones en una nueva sesión, cuya fecha y sede están por definirse. La continuidad y ambición del tratado dependerán del involucramiento y presión social para que los países acuerden medidas vinculantes que respondan a la magnitud de crisis global de contaminación plástica.
La crisis global de los plásticos representa una amenaza significativa para los ecosistemas marinos, terrestres y el agua dulce. Se estima que entre 8 y 14 millones de toneladas plásticas ingresan al océano cada año.
A su vez, la contaminación plástica implica un gran desafío que requiere acción urgente y ambiciosa: la producción anual de plásticos a escala mundial se duplicó desde el 2000 y puede triplicarse para 2060 si no se toman medidas transformadoras y sistémicas.
Argentina ha hecho muy poco para revertir la contaminación plástica; el país se encuentra muy desactualizado en materia regulatoria frente a la crisis de los plásticos y las estrategias para impulsar la economía circular.
Fuimos pioneros en comenzar a discutir la Responsabilidad Extendida del Productor, un instrumento clave en el Tratado Global de Plásticos que regula y genera mejoras en la gestión de corrientes de residuos de envase, neumáticos y artefactos electrónicos, pero a la fecha no hemos logrado sancionar ninguna de estas normas que podrían incidir en una disminución efectiva de los plásticos desechados.